martes, 22 de mayo de 2012

La joven afgana que fue portada de la revista Time y horrorizó al mundo, cuando fue torturada por su esposo, cortándole la nariz, y las orejas, comienza una nueva historia.




Aesha Mohammadzai, es  la niña afgana que cuatro años después, se enfrenta a una nueva batalla en su intento de hacer una nueva vida en Estados Unidos.
Aesha, obtuvo asilo político en 2011, tras haber huido a los Estados Unidos, un año después, con tan sólo 18 años, comienza con  la cirugía reconstructiva.
Llegó sin hablar una palabra de Inglés y analfabeta en su lengua materna  y desde entonces fue  pionera de una cirugía reconstructiva,  con una prótesis de nariz y recibió una  educación,  negada a las mujeres en su tierra natal bajo el régimen talibán.
Su cirugía plástica tuvo que ser retrasada porque se pensaba que todavía no estaba emocionalmente estable para hacer frente a la cirugía dolorosa y prolongada.
El psicólogo Shiphra Bakhchi, de 31 años, fue quien ayudó  a tratar a la joven, por el trastorno de estrés postraumático provocado por  el trauma de su desfiguración que causó   cicatrices mentales y físicas.
El médico dijo para  la cadena CNN: “Realmente espero que en algún momento la joven que tenía un trauma terrible, lo vaya superando”.
Cuando Aesha tenía 12 años, su padre la prometió en matrimonio a un combatiente talibán para pagar una deuda. Ella fue entregada, abusando de ella y la obligó a dormir en el establo con los animales.
La ONU estima que casi el 90 por ciento de las mujeres de Afganistán sufren de algún tipo de abuso doméstico.
Cuando ella intentó huir, fue capturada y  como castigo su esposo le cortó la nariz y las orejas.
Aesha relató  para el mismo medio que  “Cuando me cortaron la nariz y las orejas, me desmayé. En el medio de la noche me sentía como si hubiera agua fría en mi nariz”.
“Abrí los ojos y yo ni siquiera podía ver por toda la sangre”.
La dieron por muerta  en las montañas, pero llegó  a la casa de su abuelo y su padre logró llevarla a un centro médico americano, donde los médicos se preocuparon por ella durante diez semanas.
Luego  Aesha fue llevada a un refugio secreto en Kabul y en agosto de 2010, fue trasladado en avión a los Estados Unidos  por la Fundación Grossman Burn para quedarse con una familia anfitriona.
Ella fue recogida por una organización de caridad en Nueva York llamada Las mujeres para las mujeres afganas que la apoyaron y ayudaron a pagar por su educación básica y media.
Pronto se convirtió en una Aesha infeliz y su comportamiento dio lugar a preocupación, en un arrebato ella se arrojó al suelo y se golpeó la cabeza, agarrándose de su cabello y mordiéndose los dedos.
Esther Hyneman, que fue testigo de la rabieta, dijo que “nadie fue capaz de impedir que se hiriera  y tuvieron que llamar al 911”.
Aesha ingresó al  hospital durante 10 días después de ese episodio.
Aquellos que la conocieron, manifestaron que “Aesha anhelaba un entorno familiar muy unido”.
Ella se fue en diciembre de 2011, a vivir con Mati Arsla y Jami Rasouli-Arsala, de Frederick, Maryland -, que son parientes de un miembro de la Mujer para las mujeres afganas de la mesa directiva – en la que ahora parece estar adaptándose a la vida hogareña.
Hyneman agregó  que “Aesha cariñosamente la  llamaba abuela”. “Cuando llegó a nosotros, ella era una ruina emocional”.
“En el momento de irse, ella era un ser humano diferente … Así que todos estamos contentos,  ella está en el lugar adecuado para avanzar en su desarrollo, la echamos de menos”.
Durante los años desde que llegó a América, Aesha tuvo  una prótesis de nariz en el centro humanitario sin fines de lucro Centro de Grossman Burn en West Hills Hospital en California.
El doctor  Peter H. Grossman dijo que “espera dar Aesha una solución permanente con la reconstrucción de la nariz y las orejas,  con huesos, los tejidos y cartílagos de otras partes de su cuerpo”.
Rebecca Grossman esposa del doctor, y  presidenta de la Fundación Grossman Burn, dijo “Aesha era sólo una de las miles de mujeres que son tratadas con una dureza terrible”.
“Aesha recordaba  la esclavitud cada vez que se miraba en el espejo. Pero  hay veces que se puede reír. Y en ese momento se ve con un  espíritu adolescente”.

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