domingo, 2 de junio de 2013

Según aseguró a Europa Press el miembro de la fundación Science Health and Education (SHE), el doctor Iñaki Marina, “Provocar un susto a un enfermo cardiovascular puede generarle un evento isquémico o una arritmia cardiaca”.

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El representante de esta entidad dirigida por el cardiólogo Valentín Fuster indica que: “hay dos tipos de mecanismos que el susto y las situaciones estresantes agudas pueden provocar en estos pacientes, siendo el primero de ellos la formación de una placa arteroesclerosa, que puede derivar en un evento isquémico”.
Para explicar el segundo, señala que: “en estas situaciones se descarga adrenalina y noradrenalina, lo que aumenta la frecuencia cardiaca y, en una descarga muy severa, puede provocar lo que conocemos como arritmias cardiacas”.
De esta forma, resume que: “los sustos podrían provocar daño arterial, el cual puede derivar en “un infarto o una angina de pecho; y la generación de una arritmia”.
Marina destaca que: “en una persona con una condición arterial determinada, que aumente la frecuencia cardiaca o la presión arterial en muy poco tiempo, puede generar inestabilidad en la arteria y romperse. Ésta arterioesclerosis es la que genera eventos cardiovasculares, como los infartos agudos de miocardio, las embolias cerebrales o las enfermedades de extremidades periféricas”.
A su juicio: “el infarto de miocardio y una arritmia cardiaca, como una fibrilación ventricular, pueden llevar a la muerte”, sin embargo, sostiene que: “no se puede relacionar un susto directamente con la muerte sin pasar por estos mecanismos. Como científico, no lo puedo decir”.
“No recomendaría tratar a un diabético o a un hipertenso de manera diferente a la hora de poder darles un susto o no, por el mero hecho de encontrarse un grupos de riesgo de enfermedad cardiovascular”. No obstante, sí insiste en que: “os pacientes con antecedentes de cardiopatía isquémica es obvio que cuanto menos se enfrenten a situaciones estresantes, mucho mejor”.
Según  el experto de la Fundación SHE: “el susto genera una situación de ansiedad, ante la que se producen una serie de reacciones a nivel hormonal nervioso por el sistema nervioso autónomo. Se produce una descarga con la que se segregan catecolaminas que aumentan el metabolismo para la huida”.
“Además, asustar alguien le provoca a esta persona una descarga neuroendocrina y el aumento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial”.
De cualquier forma, sostiene que: “en una persona sana, no tiene que haber ningún problema, aunque si se puede producir palidez y sudoración por la vasoconstricción y la activación de las glándulas sudoríparas, respectivamente”.
Por último, y continuando con las personas libres de enfermedad cardiovascular, Marina afirma que: “hay personas que tienen un sistema nervioso autónomo más activo, el cual responde con más rapidez y domina más este sistema de respuesta, mientras que existen otras que lo pueden tener mas parasimpático, más tranquilo. De cualquier forma, no lo relacionaría con esto”.

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