miércoles, 21 de agosto de 2013

La pequeña Gabby Williams, nacida en Billings, en el estado de Montana (EEUU), es una de las pocas personas del mundo que padecen una extrañísima enfermedad cuya característica principal es la ralentización del desarrollo y el proceso de envejecimiento.

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Con 8 años de edad, Gabby pesa tan solo 5 kilogramos y se siente como un bebé recién nacido, con todo lo que ello implica, incluyendo la necesidad de que su madre la atienda como si fuera tal.
Su caso llamó especialmente la atención y el especialista en investigación médica, Richard F. Walker estuvo durante 2 años estudiando la evolución de la pequeña. Su interés particular reside en la búsqueda de ese gen alterado que desencadena el efecto interfiriendo en un proceso crucial al que denomina ‘inercia del desarrollo’ sin el cual ‘nunca nos desarrollaríamos’.
“Cuando nos desarrollamos, todas las partes de nuestro cuerpo evolucionan y cambian de forma coordinada. De otra forma, sería un caos”.
No obstante, a pesar de que la enfermedad genera realmente numerosas complicaciones y trastornos asociados, como la dificultad en el habla, la sordera, la descoordinación motora, etc., Walker advierte del “extraordinario avance que supondría hallar la mutación genética implicada para poder replicarla en el momento exacto en que la inercia cambie, es decir, cuando en lugar de que el cuerpo humano se desarrolle y evolucione, justamente cuando inicia su periodo de envejecimiento y deterioro”.
De esta forma, el doctor explica, “seríamos  biológicamente inmortales”.
“Si pudiéramos identificar el gen y después en la edad adulta evitar que se exprese la inercia del desarrollo, encontrando un interruptor de apagado, al hacerlo, habría una homeostasis perfecta y seríamos biológicamente inmortales”.
Sin embargo, y como es lógico, matizó que “esto no significaría que el ser humano nunca fuese a morir, pues seguiría siendo objeto de enfermedades letales, accidentes y otro cúmulo de circunstancias imprevisibles que podrían provocar su muerte”.
Más allá, el caso de Gabby no solo despierta el interés de la comunidad médica y científica, sino que además generó  cierta expectación mediática, apareciendo durante la semana en televisión junto a otros casos similares, como el de un americano de 29 años con cuerpo de un niño de 10 o una brasileña de 31 que no es más grande que una pequeña de dos.
Mientras tanto, a la espera de nuevos avances una pregunta que se presupone  eterna  sigue en el aire: ¿Será esta una clave para encontrar al menos una forma de inmortalidad?
TLC/Abc news

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