viernes, 30 de agosto de 2013

Cuando Andrew Britton se enfermó en su luna de miel, lo atribuyó a una resaca por los festejos de su boda

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Pero la salud de Britton, de 33 años, se complicó  horas después de llegar a las Maldivas con su esposa Lauren, también de 33 años, en noviembre pasado.
Andrew Britton y su esposa se subieron a un avión para viajar a la isla de Kandooma en las Maldivas, donde pasarían su luna de miel.
Durante el vuelo el joven comenzó a sentirse mal con síntomas parecidos a la gripe, pero pensó que sería la resaca después de los excesos de la boda o que había comido algo en mal estado en el avión.
Cuando Andrew llegó a la isla su estado empeoró y ya no pudo levantarse de la cama.
Fue atendido por los médicos quienes  le pusieron  una vía por vena y pensaron que con eso se resolverían sus malestares.
El hombre, jugador de squash y amante del deporte en general dijo: “Me sentí tan mal que no podía levantarme de la cama y yo estaba muy enfermo, con mucha sudoración”.
Al día siguiente le costaba respirar y regresaron a la capital, donde ingresó  en el hospital general de Bangkok, el triatleta en cuestión de días, había perdido doce kilos.
“Estaba muy confundido y señalé   un lápiz y papel y escribí:’¿Acaso me estoy muriendo?’después me enteré de que había tenido cinco fallos cardiacos en las Maldivas, y un  sexto a los pocos días”.
La primera vez que cayó enfermo, la esposa de  Britton pidió el médico local, y a su esposo  finalmente le pusieron  un goteo por vena.
Su corazón tenía 200 latidos por minuto y fue necesario un desfibrilador para forzarlo a recuperar un ritmo más normal.
Los médicos no se dieron cuenta de que sufría una miocarditis, una inflamación de los músculos del corazón, que hace que este órgano se debilite y que puede ocasionar la muerte.
Durante dos semanas, la pareja vivió una odisea. Andrew Britton conectado a una máquina para facilitar el bombeo de la sangre y al borde del colapso de sus riñones.
La esposa, histérica, llamó  por teléfono a sus familias en Reino Unido para que   envíen el dinero que costaba la hospitalización de Andrew.
Britton agregó: “Me dijeron que tenía  un virus que ataca el corazón y provocó que se inflame, lo cual es muy raro”.
En el hospital de la capital tailandesa le pusieron un balón temporal dentro de su pecho para ayudar a su corazón a bombear.
Cuando fue capaz de volar, seis semanas después, la pareja regresó a Londres y fue trasladado al Hospital Harefield, donde lo sometieron a una terapia de resincronización cardíaca para ayudar a su corazón.
En 48 horas se sintió mucho mejor y le permitieron volver a su casa.
Después de siete semanas,  Andrew sufrió una recaída y tuvo que ingresar otra vez.  Allí se sometió a una operación de ocho horas a corazón abierto para colocarle un dispositivo ventricular que bombea la sangre a través del corazón.
Ahora  Andrew, que se considera un hombre afortunado, está estable y a la espera de un trasplante de corazón.
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