Según relató Norrie para el diario ‘MyFox Tampa Bay’: “Disfrutaba de unas vacaciones en las islas Bahamas junto con su familia, y un día, cuando estaba nadando para regresar a una embarcación después de una sesión de buceo en el océano, ‘sufrió el ataque de un tiburón’, Cuando miré hacia atrás, el tiburón acababa de morderme, y pude ver cómo se alejaba con un pedazo de mi pierna en la boca”.
Fue salvado por su suegro y lo trasladaron al hospital, donde estaba rodeado de periodistas y de sus cuatro hijas, y entonces relató sus anteriores desventuras. Según sus propias palabras: “Le gustan mucho las actividades en plena naturaleza, especialmente el buceo y la pesca submarina, que practica desde la niñez. Durante su vida sobrevivió a un rayo, una serpiente de cascabel le mordió la pierna y tuvo dos ataques de monos”.
Según las estadísticas: “la posibilidad de ser víctima del ataque de un tiburón es de una entre 11,5 millones, mientras que la probabilidad de ser alcanzado por un rayo en EE.UU. es de una entre 280.000”.
Por eso se lo considera el hombre más desafortunado del mundo, o sería, ‘el más afortunado’ por haber sobrevivido y poder contar todos los inconvenientes que padeció.
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