martes, 14 de mayo de 2013

Según un estudio que se publicará en la revista ‘Emotion’, “Una nueva investigación sugiere que la forma de regular las emociones, en los malos tiempos y en los buenos, puede influir en padecer ansiedad o la gravedad de la misma”.


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Los investigadores pidieron a 179 hombres y mujeres que explicaran la forma en que ‘manejan sus emociones y cómo de ansiosos se sienten en diversas situaciones’.
Luego analizaron  los resultados para ver si las diferentes estrategias emocionales ‘se asociaron con más o menos ansiedad’ y el estudio  reveló que: “los que participan en una estrategia de regulación emocional llamada reevaluación, que consiste en examinar un problema de una manera nueva, tendieron a padecer menos ansiedad social y menos ansiedad en general que aquellos que evitan la expresión de sus sentimientos”.
La estudiante graduada de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), Nicole Llewellyn, quien dirigió la investigación con el profesor de Psicología Florin Dolcos, una filial del Instituto Beckman de Illinois, explicó que: “Cuando algo sucede, hay que ver el problema con una luz más positiva, un vaso medio lleno en lugar de medio vacío”.
“Esta estrategia supone replantear y evaluar lo que pasó y pensar cuáles son los aspectos positivos, como un reto estimulante y no un problema”.
“Los participantes del estudio que utilizaron regularmente este enfoque reconocieron tener un nivel de ansiedad menos grave que los que tienden a reprimir sus emociones”.
Dolcos destacó que: “La Organización Mundial de la Salud predice que para 2020, la ansiedad y la depresión, que tienden a coocurrir, estarán entre las causas más frecuentes de discapacidad en el mundo, sólo tras la enfermedad cardiovascular”. “Esta patología lleva asociado un gran costo”.
“Pero no toda la ansiedad es mala, puesto que la de bajo nivel puede ayudar a mantener el tipo de enfoque que se hace de las cosas”.
“La supresión o tapar las emociones también puede ser una buena estrategia en una situación a corto plazo, por ejemplo, cuando el jefe grita a su empleado, igual que una actitud siempre positiva puede ser peligrosa, haciendo que una persona ignore sus problemas de salud, por ejemplo, o participe en conductas de riesgo”.
Según Llewellyn: “Estudios anteriores habían encontrado que las personas que se inclinaban temperamentalmente para centrarse en hacer que sucedan cosas buenas eran menos propensas a sufrir de ansiedad que los que se centran en evitar que ocurran cosas malas”.
El nuevo estudio explica las estrategias que contribuyen a que ‘una persona tenga más o menos ansiedad’.

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