jueves, 16 de mayo de 2013

La reciente represión de la Policía Metropolitana dejó en segundo plano la situación del Hospital Borda.


Por Ariel Riera
 ¿Son este tipo de instituciones las más adecuadas? ¿Qué es y qué supone la desmanicomialización?
“El avance del Centro Cívico del Gobierno porteño en lo que tiene que ver con el predio del Borda generó un debate diferente. Hasta ese momento era más clara la discusión sobre la desmanicomialización”, expresó Macarena Sabin Paz, coordinadora del Equipo de Salud Mental del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), días antes de la represión en el hospital de salud mental. Ahora bien, ¿qué ocurre con la salud mental y a qué refiere el debate por la desmanicomialización?
Un manicomio es un hospital monovalente, es decir, de una sola especialidad (Psiquiatría), que funciona como institución de encierro.
En el año 2010 se sancionó y promulgó la ley 26.657 sobre salud mental en el ámbito nacional. En la Ciudad de Buenos Aires, existe una norma (ley 448) acerca del tema desde el año 2000. Respecto a ambas se han formulado críticas tanto acerca de su implementación como de su cumplimiento.
La ley nacional aún no fue reglamentada. Entre otras cuestiones, promueve la inclusión social a través de instituciones dentro de la comunidad. Por esta razón, distintas organizaciones, entre las que figuran el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), apuntaron a “presiones de la corporación psiquiátrica”, aludiendo a profesionales e instituciones clínicas privadas.
En la Ciudad la legislación otorga prioridad a “las acciones y servicios de carácter ambulatorio”. Para esto, es necesario la “apertura de instituciones intermedias que propicien la reinserción y resocialización de los pacientes”, y evitar la internación, de acuerdo con el informe 2012 de la Comisión Especial de Seguimiento y Evaluación de la ley.
“El desmantelamiento de los hospitales públicos y la deshospitalización compulsiva, sin ofrecer alternativas adecuadas, se encuentran en las antípodas”, sostiene el documento. En referencia a la situación del Borda y la posible construcción de un Centro Cívico, aclara que “la defensa del hospital público no debe confundirse con el sostenimiento de un modelo de atención perimido”.
En línea con las dos leyes mencionadas, la desmanicomialización implica que los tratamientos no se centren exclusiva, ni principalmente, en las instituciones psiquiátricas.
“La lógica de la desmanicomialización supone el pasaje de la atención desde lo puramente hospitalocéntrico a la comunidad, a través de dispositivos sustitutos, como las casas de medio término”, explicó Ángel Barraco, asesor de la Comisión de Salud en la Legislatura porteña, y co-redactor de la ley 448. Además, hizo hincapié en la necesidad de intervención de un equipo interdisciplinario.
Opuesto a la concepción manicomial, Barraco mencionó que ella se basa en tres elementos: la peligrosidad del padeciente, la necesidad de su control y la irreversibilidad de la situación. El resultado es la existencia de grandes unidades monovalentes de internación prolongada, como el Borda.
“La desmanicomialización no se opone al uso de los psicofármacos en sí mismo, pero si a su abuso en beneficio de la industria farmacológica, lo que se conoce como medicalización”, explicó Gabriela Dueñas, doctora en psicología y miembro de la Asociación de Psiquiatras y Adherentes por los Derechos Humanos (APADH).
Desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) existen, asimismo, cuestionamientos a la ley nacional y a la lógica que promueve. El Consejo Directivo emitió en 2011 una declaración donde, entre otras críticas, sostiene que “la internación u hospitalización por motivos de trastornos mentales no puede ser entendida como último recurso”.
Los principales argumentos en contra de la desmanicomialización se basan en la peligrosidad de los padecientes y en la concepción de la psiquiatría como disciplina aislada, separada de los hospitales generales, como explicó aChequeado.com el psicoanalista Osvaldo Saidón.
Para Saidón, sin embargo, “no tiene ningún sentido desde el punto de vista de la salud mental, la existencia de los manicomios”. Además, recuerda que estas instituciones prácticamente no existen en los países con reformas modernas en el tema.
De acuerdo al informe 2012 del CELS, en el Borda había 900 personas internadas. “En la actualidad hay un pasaje, como dispositivos de disciplinamiento, del encierro en los manicomios (clásico de la modernidad) al modelo de los ‘chalecos de fuerza químico’ [N. de R.: utilización de potentes psicofármacos], aunque coexisten”, consideró Dueñas.

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