miércoles, 25 de septiembre de 2013

Según la investigación de un equipo de expertos del sueño de la Universidad de Massachusetts en Amherst, Estados Unidos: Las siestas durante el día en el aula apoyan el aprendizaje de los niños en edad preescolar al mejorar su memoria.

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En su estudio, aquellos que durmieron un rato durante el día realizaron significativamente mejor tareas visual-espaciales por la tarde frente a quienes no disfrutaron de ese tiempo de sueño.
La psicóloga Rebecca Spencer, con los estudiantes Kasey Duclos y Laura Kurdziel, explican el estudio, publicado en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’:  sus resultados del estudio de más de 40 niños en edad preescolar sugieren que las siestas son fundamentales para la consolidación de la memoria y el aprendizaje temprano. “Somos los primeros en reportar evidencia de que las siestas son importantes para los niños en edad preescolar. Las siestas ayudan a los niños a recordar mejor lo que están aprendiendo en preescolar”.
Spencer y sus colegas reclutaron a 40 niños de seis escuelas preescolares en todo el oeste de Massachusetts y les enseñaron una tarea visual-espacial similar a los juegos de memoria. En este juego, los niños veían una cuadrícula de imágenes y tenían que recordar dónde se encuentran las diferentes imágenes.
Cada niño participó en dos condiciones: luego de una  siesta y sin dormir. Las siestas duraron un promedio de 77 minutos, el mismo tiempo que estos se mantenían despiertos. Así, se probó el juego de memoria con y sin siesta y, de nuevo, al día siguiente para ver si el sueño nocturno afecta al rendimiento.
Los niños olvidaron significativamente más ubicaciones de elementos en la prueba de memoria cuando no habían echado una siesta (65 por ciento de precisión), en comparación con los que  durmieron durante el día (75 por ciento de precisión), de forma que tras una siesta, los niños recordaron un 10 por ciento más de los puntos de prueba que cuando se mantuvieron despiertos.
Según los autores: “Los niños se desempeñaron significativamente mejor cuando ambos dormían la siesta por la tarde y al día siguiente”. A su juicio, esto significa que cuando se pierden una siesta, el niño no puede recuperar este beneficio de dormir con el sueño nocturno y que parece que hay un beneficio adicional de dormir durante el día en la formación escolar.
Según  Spencer y sus colegas:  Para estudiar el efecto de las fases de sueño y si los recuerdos eran procesados activamente durante la siesta, los científicos reclutaron a un grupo adicional de 14 preescolares que acudieron a un laboratorio del sueño a los que se les practicó polisomnografía, un registro de los cambios biofisiológicos, durante sus siestas promedio de 73 minutos y observaron una correlación entre la densidad del sueño husillo, que es la actividad relacionada con la integración de nueva información, y el beneficio de memoria durante la siesta.
Y aconsejan que: “Esperamos que estos resultados sirvan a los responsables políticos y los directores de los centros para tomar decisiones informadas con respecto a las oportunidades de la siesta en las aulas. Los niños no sólo deben tener la oportunidad, se les debe animar a dormir por la creación de un ambiente que apoya el sueño”.

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