Michelle asegura que simplemente disfruta tomando sangre pero reconoce que es difícil de entender por el resto de los humanos”.
La mujer comenzó a tomar sangre desde que era una adolescente, pero su sed fue creciendo cada vez más.
Ahora toma, unos 36 litros de sangre de cerdo a la semana, aunque su bebida preferida es la sangre humana, que la consume una vez a la semana.
Todas las semanas Michelle succiona directamente del brazo de un amigo su bebida preferida.
La joven californiana afirma que: “siempre toma sangre humana de alguien al que conoce muy bien, porque existe un gran riesgo de contraer enfermedades como la hepatitis o el VIH”.
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