viernes, 8 de agosto de 2014

Lactancia materna.

opinión

Cuando se habla de Lactancia lo primero con lo que se la relaciona es con la alimentación del bebé. Dar la teta es mucho más que alimentarlo, es upa, comunicación, contención, es transmitirle el calor de la mamá al Bebé, es estar piel con piel.

La leche materna es el mejor alimento que un bebé puede recibir; hecho a su medida, según sus necesidades, con todos los anticuerpos imprescindibles, siempre disponible, ya esterilizado y con la temperatura justa. Para la mamá, el placer y la satisfacción de saber que su bebé crece a través de lo que ella produce, es inigualable. El vínculo que se genera pasa a ser único e irremplazable.

Para que el primer encuentro entre Mamá y Bebé sea totalmente placentero el Doctor Colombo explica: “luego del parto, ya sea vaginal o por cesárea, el bebé tiene un tiempo de alerta. Ese tiempo es ideal para ponerlo al pecho y debe ser un momento de intimidad único. Es importante saber que lleva un tiempo conocerse y requiere de mucha paciencia. Lo ideal para que la diada se conozca, es que estén lo más tranquilos posibles, sin interferencias. El papá puede ayudar, alcanzado una almohada, bebida, o simplemente acompañando este momento para que la mamá se sienta contenida”.

La posición correcta para amamantar es colocando la panza del bebe con la panza de la mamá. Es importante estimular al bebé para que abra bien la boca. Una opción, es sacar un poco de calostro, jugar con el pezón y su labio inferior. Cuando abre bien la boca, es el momento de colocar una porción de teta en la boca, evitando que se prenda solo del pezón. Procurar que el bebé se lleve a la boca la mayor cantidad posible de aréola y pezón. No hay que tener miedo a que, por estar bien pegado a la teta, el bebe no pueda respirar, lo hace sin inconvenientes. Los labios deben estar formando una V. Una buena producción depende de una buena prendida y una succión efectiva.

En cuanto a las posturas, cada mamá y bebé pueden ir probando y ver cual les resulta más cómoda. Siempre es importante que la mamá tenga la espalda bien apoyada y que esté cómoda.

Con respecto al “Tiempo de las tomas”, lo maneja cada bebé. Hay que ponerlo a la teta, dejarlo que tome todo lo que él quiera y cuando se suelta pasarlo, si él quiere seguir tomando, a la otra teta. “Este punto es muy importante, ya que la primera leche es más aguada y luego comienza a salir la leche más rica en grasas, la leche del final que es la que lo hace engordar” expone el especialista. La frecuencia indicada es entre 8 y 12 tomas al día. “No tienen que pasar más de 3 horas, sin tomar, esto se denomina LIBRE DEMANDA”, agrega el Dr. Colombo.

Hay que tener en cuenta que muchas veces los bebés lloran y no siempre es hambre, puede molestarle el pañal, el frío, el calor, la ropa o la panza. Por lo tanto es conveniente ofrecerles siempre el pecho, esto los calmará ya que tiene que ver con su necesidad de succión, habito que se inicia desde la panza con sus dedos. Un bebé que termino de mamar y sigue hociqueando y chupeteando, se puede interpretar como “succión no nutritiva”, que puede ser satisfecha con el pecho, aunque la mamá sienta que ya no esta tan cargado. Recordar que no se recomienda el uso del chupete, ni tetina hasta que esté establecida la lactancia (esto ocurre después de los primeros 20 o 30 días) ya que puede provocar confusión de succión. No hay que olvidar que un bebé necesita: alimentación frecuente, mantener alerta a su cuidador y ejercitar la succión.

Durante la lactancia, lo primero que recibe el bebé se llama “calostro”. Se trata de un fluido de color amarillo claro, de consistencia viscosa y compuesto por inmunoglobulinas (anticuerpos), agua, proteínas, grasas y carbohidratos. Este fluido cubre perfectamente las necesidades alimentarias de los primeros días. “Es la “primera vacuna” que le das a tu bebé” señalan los expertos. La leche madura, se diferencia de la leche de fórmula, ya que varía su composición según la hora del día, la duración de la mamada y las necesidades de cada bebé. Posee proteínas de alta calidad, cuyo nivel no se ve afectado por la ingesta de la madre.

Los Lípidos (grasas), constituyen la principal fuente de calorías (energía) para el lactante. El nivel de grasas que ingiere varía según la dieta de la madre. El contenido de grasas aumenta a medida que avanza la mamada, por esto es importante dejarlo todo lo que quiera de un pecho y después pasarlo al otro, sin un tiempo determinado. El Hierro de la leche materna se absorbe bien en el intestino del bebé. Por esta razón es raro encontrar algún niño anémico si es amamantado exclusivo a pecho.

Mientras se está amamantando, es importante que la madre cuide su alimentación, debe comer productos nutritivos y variados, además de consumir abundantes líquidos. Todos los elementos nutritivos que ingiere la mamá se trasmiten al bebé. Lo ideal es consumir verduras, frutas frescas y de estación, distintos tipos de carnes y productos integrales. La ingesta y las reservas contribuyen tanto a la producción de leche como al mantenimiento de la madre. Si la madre no se alimenta correctamente, la leche se va a producir igual, siempre y cuando la prendida y succión sean correctas. “Es importante restringir el consumo de café, gaseosas cola, te y mate, ya que tienen cafeína y pueden hacer que él bebe le cueste dormir y se sienta molesto” resalta el Pediatra. A su vez cabe aclarar que el consumo de líquido no asegura una buena producción de leche, sino que lo único que la asegura es una “buena prendida” del bebé a la teta.

Si se desea guardar la leche materna, la mamá debe extraerla en forma manual o con la ayuda de un sacaleches (manual o eléctrico) y conservarla en un frasco estéril y con tapa. La leche extraída que se conserva en la heladera debe colocarse en el primer estante, evitando dejarla en la puerta de la misma. A temperatura ambiente hasta 26° se puede mantener entre 6 a 8 horas, sin refrigeración. En la heladera dura hasta 48 hs., en congelador hasta 15 días y en freezer hasta 3 meses. Para calentar la leche materna extraída, se recomienda colocarla en un recipiente bajo el chorro de agua caliente, hasta que quede a temperatura ambiente, evitando hervirla, calentarla a baño maría o el uso de microondas. Para desfreezarla lo ideal es pasarla la noche anterior a su uso, a la heladera y luego seguir el procedimiento de calentamiento. La leche que ha sido descongelada, no se puede volver a frezar. Por lo tanto si el bebé no la toma debe descartarse. Si la madre no tiene leche, debe consultar con su pediatra, quien evaluará la situación. Éste puede derivar a una Puericultora, especialista en lactancia, para que vea cual es la razón y la posible solución. Recordemos que todas las mujeres pueden amamantar y producen leche. Se pueden utilizar técnicas de extracción con sacaleches para aumentar la producción, el uso de un relactador (sonda de lactancia) y varias opciones más para restablecer la lactancia. No se le debe suministrar leches de fórmula a un bebé, si no es indicado por el pediatra. 

Por el Dr. Enrique A Colombo
MN 34915
Pediatra de la cartilla de Staff Médico y Ximena Clérico Puericultora, Especialista en Lactancia y Crianza

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