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viernes, 1 de julio de 2016

Nos enfermamos más en invierno.

Mitos y realidades acerca de las infecciones respiratorias, cómo reconocerlas, prevenirlas y tratarlas


Es evidente que durante el invierno ocurre un incremento significativo de las infecciones del tracto respiratorio. El motivo de dicho incremento es lo que se denomina “aumento de la circulación viral”, es decir, estos diminutos microorganismos encuentran en esta época del año condiciones excepcionales para su persistencia en suspensión en el aire y la transmisión por esa vía o por contacto a la vía respiratoria de otras personas.

En esta ocasión, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria explica mitos y realidades acerca de estas infecciones respiratorias, como reconocerlas, prevenirlas y tratarlas.

¿Por qué nos resfriamos tanto todo el año?

El aparato respiratorio está sometido a una intensa exposición a un gran número de elementos en suspensión, incluyendo virus y otros microorganismos presentes en el aire que respiramos (cerca de 10.000 litros por día). Las vías aéreas poseen poderosos mecanismos de vigilancia y protección que evitan que suframos muchas más infecciones. Teniendo en cuenta estos hechos, los no menos de 5 o 6 episodios de infecciones virales que sufrimos por año las personas expuestas, resultan en realidad llamativamente pocos en relación al riesgo corrido.

¿Qué sucede cuando la infección sobrepasa nuestras defensas?

Los virus, cuando sobrepasan los mecanismos de defensa, se adhieren a la superficie de las células del tracto respiratorio y penetran las membranas celulares, desencadenando procesos de inflamación que pueden culminar con la muerte celular, pero también con intensos procesos defensivos que producen lesión celular, incremento de secreciones, molestias locales, tos irritativa, etc. A continuación de estos procesos, puede ocurrir la reparación que suele durar varias semanas. En ocasiones, si los procesos de defensa no funcionan adecuadamente, pueden producirse infecciones más graves y complejas ocasionadas por otro tipo de microorganismos, las bacterias.

La mayoría de los procesos comienzan por la vía aérea superior (nariz, faringe, laringe, oído medio) y pueden extenderse a la vía aérea inferior afectando tráquea, bronquios y ocasionalmente el propio tejido pulmonar, configurando cuadros infecciosos conocidos como neumonías.

¿Cuáles son los síntomas de estas infecciones?

La presentación clínica es variable, los signos van desde rinitis, odinofagia o disfonía, en las afecciones de la vía aérea superior, a la tos irritativa o productiva, la expectoración o el dolor torácico, representativos de procesos de la vía aérea inferior, entre los síntomas locales. Asimismo, aparecen síntomas generales como fiebre, cefalea y mialgias. Las personas que contraen influenza pueden presentar algunos o todos estos signos y síntomas.

¿Cómo se puede prevenir la influenza (o gripe)?

El modo de prevenir la influenza es a través de la vacunación. La vacuna de uso habitual contra la influenza se elabora con virus muertos a partir de tejido embrionario de huevo. Las vacunas contienen cepas de influenza A y B.

Las cepas que componen la vacuna en Argentina son las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud de acuerdo con las cepas que se estima serán responsables del brote en la próxima temporada. Es de esperar que cada año haya una variación en las características antigénicas de estas cepas virales que obligan a cambios en la composición de la propia vacuna.

La inmunización contra la influenza debe repetirse todos los años. La vacuna está disponible en Argentina a partir del mes de abril y puede ser recibida por todos los mayores de 24 meses de edad. La indicación recomendada por el calendario en nuestro país comprende a los niños entre 6 meses y 5 años de edad y a los mayores de 65 años. Además, incluye a las embarazadas y puérperas, y a los portadores de enfermedades pulmonares, cardíacas, renales, hepáticas, cáncer, diabetes e infección por HIV de cualquier edad.

¿Existe alguna otra vacuna útil para prevenir infecciones respiratorias graves en adultos y niños?

Existe la vacuna contra el neumococo. Este agente es la bacteria que más comúnmente produce neumonía en niños y adultos. Existen 2 tipos de vacuna anti-neumocóccica, que se diferencian por el número de cepas que las componen y por su capacidad para prevenir el desarrollo de neumonías y de otras infecciones invasoras. La vacuna no conjugada contiene 23 cepas, si bien es capaz de prevenir infecciones invasivas su capacidad para generar defensa contra la infección en otras infecciones es discutida; la vacuna conjugada de uso extendido los últimos años es la 13 valente conjugada, esta es más efectiva para producir inmunidad, y a diferencia de lo ocurrido con la vacuna no-conjugada, ha demostrado su capacidad para prevenir tanto la infección invasiva como la no invasiva.

¿Es frecuente que las vacunas produzcan gripe u otras complicaciones?

Las vacunas son muy bien toleradas. Ocasionalmente la vacuna contra influenza puede ocasionar algún leve malestar en el cuerpo que raramente interfiere con las actividades de la persona y dolor leve en el sitio de inyección. Otros eventos adversos son extremadamente infrecuentes. La vacuna contra el neumococo como reflejo de la reacción inflamatoria que acompaña al desarrollo local de su efecto inmune produce algún dolor que cede en pocos días.

Asesoró el Dr. Carlos M. Luna (M.N. 46388), ex-presidente y Coordinador de la Sección Infecciones Pulmonares de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

viernes, 20 de marzo de 2015

¿Por qué nos enfermamos más en invierno?

La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria comparte algunas recomendaciones para no enfermarnos en verano Las enfermedades respiratorias en general han sido relacionadas con las condiciones medioambientales, las diferentes estaciones, los cambios climáticos y en particular los cambios de la temperatura ambiente.

Es bien conocido el incremento en los casos de enfermedades respiratorias durante la temporada invernal y del empeoramiento de enfermedades preexistentes o la aparición de síntomas respiratorios por el frío de los aires acondicionados durante las temporadas de calor.

¿Por qué nos enfermamos más en invierno? El aire que respiramos es acondicionado por nuestro organismo. La nariz actúa calentando, humidificando y filtrando el mismo, luego el aire se conduce por las vías respiratorias llegando lo más puro y limpio posible a nuestros alveolos. Las temperaturas extremas (sobre todo el frío) tienden a modificar no solo las condiciones de la inmunidad de las personas, sino también las del medioambiente y de los gérmenes.

En invierno, la actividad cíclica de los virus es mayor. Éstos tienden a sobrevivir más en el ambiente y se dan las condiciones para que la transmisión sea mayor: ambientes cerrados, mayor hacinamiento, menos ventilación, inadecuados sistemas de calefacción, más actividad laboral y escolar, etc. A su vez, en general, los huéspedes estamos más susceptibles debido a que las defensas de la vía respiratoria, por donde entran los gérmenes, están disminuidas debido a que el aire frío y seco tiende a inmovilizar las cilias (pequeños pelitos que se encuentran en las vías respiratorias desde la nariz a los bronquios barriendo los gérmenes hacia afuera del organismo).

¿Y qué pasa en el verano? En verano, si bien las enfermedades respiratorias infecciosas son menos frecuentes, cuando las temperaturas son muy elevadas, los cuadros o síntomas respiratorios son ocasionados muchas veces por el mal uso de los aires acondicionados. Éstos enfrían el aire, le quitan humedad (lo secan) y tienden a acumular polvo en los filtros (todo lo contrario de la función de las vías respiratorias), favoreciendo los cuadros infecciosos o inflamatorios de vías respiratorias, sobre todo altas (rinitis, sinusitis, faringitis y laringitis). Además, el uso de aires acondicionados tiende a favorecer ambientes cerrados y facilitar la transmisión y contagio de gérmenes. Incluso algunos tipos de neumonías han tenido brotes epidémicos favorecidos por la transmisión de las cañerías de los sistemas de aire acondicionado.

Otro efecto deletéreo del calor es que aumenta la sensación de falta de aire o fatiga en enfermos con cuadros respiratorios crónicos y predisponen a deshidratación con lo cual empeora la fluidez de las secreciones.

¿Qué hacer para evitar contraer enfermedades respiratorias durante el verano? Acondicionar los ambientes con temperaturas entre 24 y 27 grados. Tratar de mantener la humedad del ambiente usando la función de ventilación. Mantener los filtros limpios. Evitar los cambios bruscos y frecuentes de temperatura para permitir que el organismo se adapte gradualmente. Estar preparados para un eventual cambio brusco de temperatura. Ej: llevar abrigo. Mantenerse bien hidratado y alimentado. Continuar con los tratamientos y cuidados para enfermedades respiratorias crónicas. No fumar. No automedicarse y consultar al médico en caso de síntomas importantes o persistentes.

Asesoraron: Dr. Sebastian Wustten (MP 7925) - Dr. Pablo Saez Scherbovsky (MP 7983 - MN 112680). Sección de Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.